domingo, 4 de mayo de 2014

Puto espejo

Al principio pensaba que la culpa la tenía el puto espejo, pensaba que me engañaba, que jugaba conmigo sin piedad.
Después descubrí que inevitablemente la culpa la tengo yo, la culpa la tiene mi mente, la culpa es de la enfermedad que se ha instalado en mi mente sin dejarme respirar.
Sé que cada vez que como un poco más o evito los espejos le estoy dando una patada a la enfermedad, pero cuesta, es algo diario.
Cada día tienes esas ganas de mandarlo todo a la mierda, de volver a las andadas, de querer volver a 'controlarlo todo'.
Controlar calorías, grasas, ejercicio, mentiras.
Todo son mentiras, se vive en esta enfermedad a base de mentiras, mientes a las personas que más te quieren.
A veces me dice alguien: '¿cómo has adelgazado?' y me da asco, me da asco que sabiendo lo que paso se dignen a preguntar algo semejante, a mí se me caería la cara de vergüenza.
Cada día como, intento no pensar en lo que he consumido, intento no pensar en nada, pero fallo.
Mi mente refleja en el espejo lo asquerosa y gorda que soy, por mucho que yo quiera decir:'va Raquel, tienes un peso sano, no puedes estar tan mal.' no lo consigo.
Veo a otras chicas, veo sus cuerpos, sanos, y a ellas repletas de alegría mientras mi peso es sano y me veo como una auténtica obesa y me siento fatal.
Tengo días 'buenos' pero luego llega la noche, me quedo sola conmigo y no me soporto, ahí empieza el problema.
No puedo estar sola conmigo. Es insoportable.
No me gustan los espejos, ni lo que mi mente me quiere hacer ver.
Hay veces en las que me gustaría desaparecer.

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